Antonio Jesús Boje Priego.
Los conventos de Santa Teresa en Sevilla suponen la decimo primera fundación de las que llevó a cabo por toda España, algunos con más dificultades y otros con menos. En la ciudad que más dificultades encontró, fue Sevilla, donde a los primeros problemas que se encontró al llegar fue cruzar el Puente de Barcas, que ya explicamos en un articulo anterior. A estas dificultades hay que añadir los problemas que se encontró para fundar el convento en un lugar estable y los problemas con el Arzobispo Cristobal de Rojas y Sandoval, que en principio estaba a favor de la fundación de un convento carmelita en la ciudad, una vez había llegado la santa a la ciudad, se mostró reticente a su presencia y a su fundación.
Llegaba Santa Teresa a Sevilla el 26 de mayo de 1575, recibiéndola una ciudad donde predominaban las altas temperaturas y el bullicio, por lo que desde un principio, Santa Teresa sintió una gran incomodidad en la ajetreada ciudad que servía de Puerta hacia las Indias.
A pesar de todo, el día 29 de mayo, consigue fundar el primer convento carmelita en la por entonces Calle Armas, que actualmente se conoce con el nombre de Alfonso XII. Aunque Santa Teresa no acababa de encontrarse cómoda en la ciudad, si vio como a las puertas del convento no dejaban de llegar mujeres que querían entrar en la orden.
Casi un año después, el 27 de mayo de 1576, trasladan el convento a la Calle Pajarerías, la actual Calle Zaragoza. Será el segundo lugar que ocupan en Sevilla, pero no el definitivo, ya que en 1586 se trasladan a su actual emplazamiento, el Convento de San José, que la santa abulense no llegó a conocer, ya que había abandonado la ciudad unos años antes, seguramente decepcionada con lo que se había encontrado y con el mal recibimiento que le brindó la ciudad hispalense.
- Edificio reconstruido, donde originalmente estuvo la primera fundación de Teresa de Jesús en Sevilla, actual Calle Zaragoza.
- Detalle del Zaguan de la primera fundación de Teresa de Jesús en Sevilla.
- Placa conmemorativa
A todo esto hay que añadir los problemas con el tribunal de la Santa Inquisición, al que Santa Teresa se tuvo que enfrentar dos veces; La primera en 1576, cuando la acusa la monja María del Corro que previamente había entrado en el convento carmelita y la segunda segunda en 1578 por propia iniciativa del Tribunal. En ambas ocasiones, quedan, Santa Teresa y las carmelitas, libres de toda culpa, pero sin duda, estos hechos no hicieron más que agravar el descontento de la santa con una ciudad que en ningún momento le gustó, tanto por sus circunstancias como por sus gentes.
Si quieres conocer más datos sobre la estancia de santa Teresa en Sevilla, sus conventos y fundaciones, puedes hacerlo a través de las rutas nocturnas de Las Moradas de Santa Teresa.